La realidad utópica de la Capital Mundial de la Bici
- SC Periodista
- 20 oct 2019
- 6 Min. de lectura
*Texto adaptado de un trabajo (universitario) convergente, en el que se trató el tema de movilidad, enfocado en los ciclistas.
Un año y un tres meses más han pasado desde que el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, declaró a la ciudad como la “capital Mundial de la Bicicleta”. La verdad es que para dicha mención se debe cumplir con ciertos aspectos, que se traduzcan en garantías y realidades para los usuarios de la bicicleta en la ciudad. Lo cierto es que tal reconocimiento, realizado en la cicloruta de la calle 106 con carrera 11, se hizo por medio de la firma de un decreto que oficializó la declaración.
Según lo dicho en ese momento por el alcalde, casi un millón de viajes diarios se realizaban, gracias al apoyo que recibía el medio de transporte. “Los ciclistas son héroes cívicos que ayudan a una mejor movilidad y medio ambiente”, señalaba. Consciente de que aún se presentaban falencias, que debían “fortalecer”, el alcalde prometió trabajar y mejorar estos aspectos cada día más; de hecho, se creó la Gerencia de la Bicicleta, dedicada exclusivamente a la conexión de ciclorutas, y a hacer más amable la vida de los ciclistas.
Desafortunadamente para los ciclistas, esta mención debe ser cuestionada y criticada, por ser algo apresurada y quedarse sin fundamentos en cuanto a las garantías que ofrece. Por ejemplo, en la primera mitad del 2019, la Personería de Bogotá puso en entredicho el título que se adjudicó en la alcaldía. El informe que realizó la entidad plantea que la ciudad actualmente se ha venido quedando en temas de inseguridad e infraestructura; a su vez, se ha visto un aumento en el índice de accidentalidad con los ciclistas. Se deben agregar como factores que retrasan esta denominación el tema de la salud (calidad del aire) y la carencia de cultura vial que día a día es evidenciada.
La encuesta 'Bogotá Cómo Vamos' evidenció en cifras la reducción en la percepción de satisfacción de los ciclistas en un 23% correspondiendo al año anterior. Y es que, en la actualidad, uno de los temas que más le preocupa a los biciusuarios es el aumento de accidentalidad. En el último año, la cifra de los involucrados en siniestros viales creció en un 27%, pasando de 1859 a 2367. El aumento de personas que presentaron lesiones en estos incidentes corresponde a casi la tercera parte de heridos en el 2017. La tendencia parece no detenerse: en registro del primer bimestre del 2019 se evidencian 326 personas lesionadas, aumentando un 20%. Por ello, Lorena Romero, líder de Biciactiva Radio, declaró a mediados del año al diario El Tiempo que “mucha gente empezó a decir que Bogotá era la ‘capital mortal de la bici’.
La integridad también se ve afectada por los factores que desata la inseguridad. John Restrepo, biciusuario frecuente, cuenta que en una ocasión por evitar que le robaran la bicicleta, debió cruzarse por completo una avenida de la ciudad, sin mirar ni percatarse de lo que podría haber pasado; por fortuna suya, no pasaría ningún otro vehículo; sin embargo, la suerte no debería tener tal protagonismo en la ciudad donde, según el alcalde, las bicicletas son la prioridad. En las calles, casos como el de John son cada vez más; y probablemente con un final distinto. En su documento, la Personería revela un aumento del 429% del hurto de bicicletas, lo cual también ha significado la pérdida de 15 vidas en el primer trimestre del año.
Otro tema en el que también enfatizó el alcalde durante su anuncio, fue haber completado los 500 kilómetros de ciclorrutas en la ciudad. Sin embargo, para un territorio que cuenta con 1.775 kilómetros cuadrados, esta cifra no debería ser motivo de celebración. Es más, el mandatario prometió que al terminar con su administración, completará los 700Km y habrá hecho mantenimiento en más de 100 km de las antiguas ciclorrutas. Sin embargo, el reloj ya está en su contra para cumplir la meta, que de acuerdo con la Personería, aún no sobrepasa los 550.
Juan Pablo Bocarejo, secretario de movilidad, en el mismo evento señaló que la meta del Plan de Desarrollo es tener el 10% de los viajes de los bogotanos en bicicleta. Frente a esto, se plantea con total validez la pregunta de si hay al menos condiciones favorables en la capital mundial de la bicicleta. Los problemas que más aquejan los usuarios son la ya mencionada discontinuidad, la precaria iluminación que hay en ciertos sectores (que va muy de la mano con los hurtos, pues es un factor influyente), y lo que también buscan revertir, según dice, en la alcaldía: el mal estado de carriles (desde inundados, hasta agrietados y sin señalización).
De acuerdo con la Personería, más de 24 sectores en la ciudad reflejan estas problemáticas. Frente a esto, se realizó un listado de las evidencias vistas:
- La Falta de continuidad de las ciclorrutas en la Calle 116 y Avenida Córdoba, Autopista Norte,Calle 26 y en la Calle 13.
- Las inundaciones, presentadas cada vez que llueve, en la Calle 26 y la Carrera 16 entre Calles 53 y 60.
- El mal estado de la ciclorruta en la Autopista Norte con 170, además de en el sector del parque Simón Bolívar, en la Avenida Villavicencio con Primero de Mayo y la Avenida El Dorado con Carrera 29.
- Por último, la falta de señalización e iluminación que se observa en la Avenida de las Américas desde la Avenida 68 hasta el sector de Puente Aranda; y en los centros comerciales Titan Plaza y Hayuelos.
Por otra parte, al implicar un esfuerzo físico (como cualquier deporte), usar la bicicleta demanda un consumo de aire óptimo, por más raro que suene. La ciudad no cuenta con la mejor calidad de oxigeno, y esto se debe a diversos factores. Por ejemplo, la resuspensión del polvo, propia de una vía sin pavimentar, el diésel de flotas, camiones y buses, la quema de basura que puede hasta causar indendios, las obras en construcción, y además, las emisiones generadas por empresas todo tipo de fabricantes.
Es muy frecuente ver a los biciusuarios haciendo uso de tapabocas; denuncian llegar ahogados al final de sus destinos, además de, en ocasiones, estar presentando enfermedades o complicaciones respiratorias. En específico, este punto abre la coyuntura de si la ciudad es óptima para el uso de la bicicleta, o si más bien esta alternativa vial debe ser efectuada solamente en condiciones más rurales.
Yendo a aspectos más generales, se ha visto, a lo largo de la última década, cómo se han impulsado iniciativas que buscan llegar a un solo fin: la cultura vial, dado que este concepto determina en gran medida la calidad con la que se moviliza una ciudad. Para nadie es un secreto que la movilidad en Bogotá podría -y debería- ser mejor. Al salir a las vías se debe mantener una postura defensiva, por lo agresiva que puede terminar siendo la vida móvil. Aquí se agrupan conceptos como la intolerancia, el afán, la viveza y la imprudencia, los cuales permiten dar una idea de por qué se carece de una sólida inteligencia vial.
Afortunada o desafortunadamente, en las entrevistas a ciclistas comunes se descubrió que la mayoría de ellos, si no todos, son conscientes de los errores que cometen al estar montados en la bicicleta. Se pasan un semáforo, van en contravía, no utilizan protección, se meten por donde no caben, desconocen cómo indicar un giro, etc; sin importar por cuál de los conceptos mencionados arriba sea, estas falencias corresponden a una sola realidad y es el desconocimiento de la cultura de movilidad vial. Muchas veces no es culpa de los ciclistas (de hecho, al hablar de ferocidad, bastante tienen que ver los otros actores), muchas veces no son conscientes de esos errores; sin embargo, dejan en evidencia cuán utópico, porque lo es, resulta ser catalogados la Capital Mundial de la Bicicleta.
Mucho tienen que ver los entes de control y orientación vial. El tema de las sanciones, por ejemplo, no representa mayor preocupación para un ciclista, por lo que sigue sin aprender a, por ejemplo, respetar una señalización. Son cosas que se deberían cambiar; pero, también hay otras que ya se están cambiando. La secretaría de movilidad actualmente maneja más de cuatro iniciativas de acompañamiento, que permiten visibilizar a los biciusuarios y concientizar a, en general, los usuarios viales. Sin embargo, el alcance y efectividad de estas aún sigue siendo un reto, que solo con el paso del tiempo podrá ser medido.
Como certezas se evidencian únicamente el crecimiento del uso de bicicletas, y las iniciativas (que ojalá no se queden solo en eso) de acompañamiento por parte de la alcaldía. Existen varias facetas del mundo de las bicicletas que aún no se abarcan, se tratan o si quiera se tienen en cuenta. No es una cuestión de buscar culpables; es la necesidad de sobreentender que la implementación de las Bicicletas sigue siendo un reto. También se debe asumir que, como todo proceso, requiere de tiempo; desde la secretaría de Movilidad esperan establecer el mensaje de que ser La Capital Mundial de la Bicicleta -por lejos que se esté- es un trabajo de todos. La invitación que extienden es sentirse orgullosos pero comprometidos con este reconocimiento, que día a día, se va a reivindicar o criticar más. Porque, al igual que en la movilidad por sí sola, el tiempo cumple un papel fundamental.
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