Calentando motores: Premios Gabo
- SC Periodista
- 9 oct 2019
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Para el marco del Festival decimotercero que conmemora la vida y obra del ícono Gabriel García Márquez, la facultad de comunicación social y periodismo de la Universidad Externado de Colombia ha participado en el cubrimiento oficial del evento, al igual que otras dos instituciones. La cita era en Medellín; fuimos alrededor de setenta estudiantes; nos dividimos en siete grupos. Justamente, la segmentación se hizo para distribuir a los viajeros (y a los que se quedaban) de acuerdo con los enfoques que presentaba el Festival: Obsesiones Gabo, Cocina del Periodismo, Premio Gabo, etc.

En ese orden de ideas, en el grupo al que pertenecí, de 9 personas, pedimos el tema de las obsesiones del Nobel colombiano. En primer momento, estábamos a cargo de cuatro charlas con diferentes enfoques: Una libreta de notas, una ética a toda prueba y un par de oídos; Lo que creamos mientras dormimos; Crónica latinoamericana: cuentos que son verdad, y Medellín cuenta su historia. Y si bien esos cuatro eventos fueron a los que más tiempo y preparación les dedicamos, poco más de un día antes de iniciar, fueron agregados seis lanzamientos de libros, que debíamos cubrir con la misma intención del resto de citas: no hacer un seguimiento a lo que decían, sino proponer temas basándonos en nuestro criterio.

Las propuestas debían ser mínimo dos por grupos, pues cada equipo debía organizarse por mitades para poder hacer un cubrimiento óptimo de los eventos. Los líderes eran los encargados de cada propuesta. Yo me postulé como tal, y desde un principio supe que quería hablar de la crisis del periodismo; el verdadero reto era encontrar un enfoque que me permitiera abarcar los temas más álgidos. Costó lograrlo. Los personajes que se entrevistaron fueron los asistentes a la primera charla (Jorge Cardona, Alberto Donadio, Mabel Lara y Yolanda Ruíz), que tenía el enfoque más periodístico de las cuatro. Sin embargo, siempre tuve claro que estos entrevistados no deberían ser los únicos; debía acompañar estos relatos con voces externas, pero igual de autorizadas. Como en la esencia del periodismo, lo mejor era dejarme sorprender. Y sí que me costó creer que tenía en frente a Fidel Cano, director del diario El Espectador.
Pese a no haber sido tan planeados, los lanzamientos de libros fueron actividades netamente ricas; hablamos de periodismo de género y de crónicas periodísticas que llevan el amor como protagonista. De ambas conseguimos también entrevistas, que si bien una de estas fue organizada como un producto singular, la otra, que hablaba de crónicas, nos permitió concluir esta búsqueda de respuestas. Fue una conversación con la periodista Vanessa de La Torre, quien se encontraba lanzando su libro “Relatos de amor en tiempos de guerra”.

El evento que mejor cumplió con las expectativas fue la ya mencionada charla del periodismo, porque tocó temas de los que poco se habla. Sinceramente, creía que la discusión se limitaría mucho por eso, pero afortunadamente no sucedió. Ahora bien, respecto a la elección de invitados, considero que desde cada uno de sus ámbitos, todos tenían cómo aportar; además del ejercicio periodístico, se encontraron muchas enseñanzas.
En mi opinión, y ahora sí hablando de lo negativo, desde las simples comunicaciones -directas- a distancia fueron un inconveniente. El tema de la edición, que no correspondía a los viajeros, causó más problemas de los que debería. Por ejemplo, durante el primer día del festival quedó editado únicamente un producto; soy testigo de que se grabaron muchos más. A lo que quiero llegar no es a culpar únicamente a los editores que se quedaron en Bogotá; sería deshonesto. La cuestión, y el error, que se cometió radica en esa poca complicidad que hubo con las comunicaciones; sin conocer los datos exactos, deduciría que menos del 50% de los productos grabados fueron subidos, como se instruyó, al Google Drive del medio de la universidad. Por su parte, también hubo quejas del -poco- conocimiento de la mayoría de estudiantes encargados de editar.

De modo que, siendo claros, estuvimos lejos de manejar un Networking eficaz, uno en el que esta red se hubiera efectuado de manera más profesional. Siguiendo ese hilo, uno de los problemas más notorios, o al menos para nuestro grupo, fue el de la realización de documentos escritos previos a las grabaciones (script); en un primer momento no se entendió la magnitud y jerarquía de esta labor; y eso, en gran medida, ralentizó los procesos de comunicación formal, o no verbal. Hubo casos en los que los formatos terminaron de ser diligenciados, incluso, en el último día del festival.
Del festival en sí, mi mayor anhelo era conocer cómo era en realidad eso de trabajar en caliente; entre otras, porque un profesor periodista me contaba en su momento que esos momentos eran determinantes para saber si el periodismo si era para uno. Y aunque soy consciente de que no voy a conseguir nada basándome en un solo ejemplo, mi sensación ha sido de tranquilidad, porque en ningún momento me sentí "en crisis"; considero que todo va muy de la mano con la preparación previa, el gusto y la capacidad de manejar la presión (que, insisto, pensé que sería peor). Y reitero, soy consciente de que no me puedo ir por las generalizaciones, y así mismo, sé que el hecho de tratarse de un foro periodístico hacía un poco más fácil , al menos, la consecución de fuentes (los entrevistados ya han pasado por estas reporterías y saben cómo es al principio). Sin embargo, reafirmé, o mejor, consolide la sensación que me induce a sentirme con madera para periodista.

Para cerrar, debo agregar que el evento en gran escala fue bueno; no hubo algún bache desastroso durante su desarrollo. No obstante, sí quedaron un par de detalles de organización que intentaron dilucidar la intención de GABO 2019: el espacio -abierto- se prestaba para desatenciones en específico; por ejemplo, la lluvia; además, no habla bien que te reprogramen lo que debes cubrir (e incluyan contenidos nuevos), el día en el que te están dirigiendo para Medellín. Independientemente, la experiencia fue totalmente enriquecedora y tranquilizadora; es un buen primer paso dado en este mundo.
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