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Cuando morir es un delito

  • Foto del escritor: SC Periodista
    SC Periodista
  • 25 ago 2019
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 17 sept 2019

Históricamente, la muerte es asociada con el descanso eterno, la liberación, el perdón de los pecados, etc. Aun así, existen casos, como el del empresario millonario estadounidense, Jeffrey Epstein, donde, por sus deudas con la justicia, se habla de cuando morir es un delito.


El sábado 10 de agosto, en horas de la mañana, el empresario neoyorquino Jeffrey Epstein, fue encontrado sin vida en el Centro Corresponsal Metropolitano de Nueva York, donde se encontraba retenido, a la espera de un juicio que resolviera las investigaciones en su contra, sobre presunto abuso sexual y tráfico de menores.


Reconocido internacionalmente por su firma de inversiones, donde admitía únicamente a clientes con activos superiores a los mil millones de dólares, Epstein fue contactando figuras cada vez más importantes; entre estos se encontraban el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el exmandatario Bill Clinton, Lex Wexner, fundador de Victoria Secret, e inclusive, el príncipe Andrés de Inglaterra.


Desde el año 2005, quien se había convertido en referente de excéntricas fiestas en Manhattan y Florida, comenzó a verse cuestionado legalmente, por ciertas actividades sospechosas. Todo inicia en Palm Beach, Florida; allí, una mujer denunciaba que su hijastra de 14 años, había sido acosada sexualmente. De acuerdo con diarios locales, a la joven se le ofrecieron $300 dólares por desnudarse y masajear a Epstein, en su mansión en el condado (también era dueño de otra mansión en New York).


Tras esta denuncia, aparecieron nuevas víctimas, y acusaciones, acompañadas de un notable número de testigos. Esto, gracias a una investigación de casi un año, llevada a cabo por el FBI, donde también se encontró, según investigadores, un patrón en la presunta conducta de Epstein donde les pagaba a las menores entre 200 y 1.000 dólares para recibir masajes; según declaraciones, Epstein usaba juguetes de autosatisfacción, además de tocarles la vagina durante los encuentros. Luego les ofrecía un monto mayor (se habla incluso de ofrecimientos de pagos universitarios) para mantener relaciones sexuales con él.


Gracias a información del portal informativo Vox, se conoció que el FBI habría presentado una acusación de más de 50 páginas en 2007, por delitos de tráfico sexual de menores, que le habría significado privarse de su libertad de por vida. Sin embargo, ese “de por vida” se redujo a 13 meses de prisión, gracias a la decisión del entonces Fiscal Federal de Miami, Alexander Acosta, quien notificó tal sentencia. Además de ser reducida, este fallo brindaba muchas facilidades al magnate; desde cierta libertad para salir del Centro a trabajar periodos de 12 horas en su oficina (excepto los domingos), hasta haber pactado una “cláusula de inmunidad” para evitar que miembros de su círculo de amigos enfrentaran posibles secuelas por estos cargos.


A juzgar por ese pacto, que se mantuvo en secreto para que las víctimas no pudieran refutarlo, habría más personas involucradas en estas redes sexuales; esto coincide con las declaraciones de Joseph Recarey, detective del caso, quien hablaba en términos de “pirámide sexual”.


De las personas implicadas, el antiguo amorío de Epstein, Ghislaine Maxwell, hija del multimillonario Robert Maxwell, es tal vez de las personas que más respuestas pueda dar a estas acusaciones. Pues, conforme la investigación abierta en un juzgado de Manhattan, era la encargada de conseguirle y prepararle jóvenes menores de edad, como presuntas esclavas sexuales.


En 2009, tras 13 meses de confinamiento, el empresario regresó a la libertad. Aunque se cuestiona si esta pena siquiera se cumplió, ya que, de acuerdo con el artículo Las Preguntas y respuestas sobre la red sexual de Jeffrey Epstein, del diario El Espectador, “solo pasó medio tiempo allí, pues podía salir de día a trabajar, solo tenía que regresar a dormir a la cárcel en las noches”. Pese a haber sido catalogó como un delincuente sexual registrado, siguió con su vida común y corriente.


Fue hasta el 2018 que Epstein debió enfrentarse a una nueva demanda, que dictaminaba la violación, por parte de Acosta, a la Ley de Derechos de las Víctimas del Crimen en el 2007, donde no se les permitió conocer los detalles del acuerdo que llevó a Epstein a la cárcel por 13 meses. A cambio, esta demanda solo logró la renuncia de Acosta, quien para el 2018 se había convertido en el secretario de Trabajo del Gobierno estadounidense; respecto a la instancia judicial, los fiscales no encontraron base legal que invalidara dicho pacto.


La justicia estaba cada vez más cerca de Epstein. El 6 de julio del 2019, en el aeropuerto Libertad de Newark, Nueva Jersey, fue capturado por delitos de tráfico sexual y creación de una red de explotación sexual. Doce años después de habérsele dictado sentencia, el millonario volvía a ser privado de su libertad; en esta ocasión, de forma preventiva mientras esperaba juicio.


Entre los argumentos más fuertes para llevar acabo esta captura, se encontraba el hallazgo de fotos de jóvenes desnudas, y demás materiales probatorios. Esto, conforme una redada a su casa en Manhattan; el memorando emitido luego de la operación manifestaba: “El acusado, un delincuente sexual registrado, es un peligro continuo para la comunidad y un individuo que enfrenta pruebas devastadoras que respaldan cargos profundamente serios”.


Epstein se declaró inocente de tales acusaciones. A pesar de ello, y de solicitudes de sus abogados, le fue negada la libertad bajo fianza por “alto riesgo de fuga”. El 23 julio, Epstein presentaba varias marcas en el cuello, interpretadas como un posible (auto)estrangulamiento; por ende, se le asignó vigilancia preventiva, procedida por pruebas psicológicas. Finalmente, como es costumbre con estos protocolos (duran en promedio de dos días a siete días), el 29 de julio se le retiró la vigilancia especial. No obstante, seguían establecidas otras medidas menos severas, como la necesidad de compartir celda con otro recluso, y una vigilancia regular cada 30 minutos.


Ninguna de estas prevenciones fue ejecutada en la noche previa a su muerte, el 10 de agosto sobre las 6:30 de la mañana. Esta situación abrió desde un montón de conspiraciones sobre su muerte (información de sus actividades podría ensuciar a personas importantes y que, por tal, buscarían neutralizarlo), hasta una serie de críticas al Centro Corresponsal, traducidas en investigaciones federales por las irregularidades que se presentaron en víspera de su fallecimiento.


Dichas conspiraciones, que llegaron a tener alto impacto y, de hecho, ser replicadas (o generadas) por Trump, fueron en su medida dejadas a un lado por la última autopsia realizada al cuerpo del magnate, entregada oficialmente el 16 de agosto, la cual, confirmaba la hipótesis del suicidio. De acuerdo con el departamento forense, se encontraron varios huesos rotos en el cuello, entre ellos el hioides. Para ubicarlo, Aldo Beltrán, médico cirujano de la Universidad Nacional de Colombia, menciona: “es un hueso que ‘flota’ en la mitad de la laringe, como un anillo que soporta las inserciones de músculos y ligamentos que mueven la laringe”.


Si bien es cierto que la fractura de este hueso corresponde en su mayoría a casos de estrangulamiento, también es asociado con ahorcamientos, en hombres, debido a la ubicación de la manzana. Beltrán añade: “Como es tan móvil no es fácil fracturarlo. Usualmente si se fractura desde fuera es por una compresión muy fuerte, y teniéndolo fijo en un punto”. Concluye mencionando que deben existir datos más específicos sobre las marcas externas y el examen posmortem, para haber confirmado con certeza el suicidio.


Frente al tema judicial, como Epstein ya no está vivo para enfrentarse a la justicia, las víctimas han señalado que pese a su desconcierto, demandarán su patrimonio y su firma, además de personas implicadas y relacionadas con el millonario, como es el caso de Maxwell, y empleados de su empresa de inversiones. De acuerdo con el artículo What happens next in the legal cases involving Jeffrey Epstein de Vox, las víctimas aún pueden tener una oportunidad de restitución. Y, aunque Epstein no será juzgado por los cargos que enfrentaba antes de su muerte, varios de sus acusadores están emprendiendo acciones civiles.


Las víctimas habrían preferido confrontarlo en la corte, y ver representada la justicia estadounidense en una ejemplarizante sentencia hacía el millonario. Sin embargo, Epstein prefirió quitarse la vida, a enfrentarse a la posibilidad de pasar tras las rejas el resto de esta. Si bien su muerte ha reimpulsado las investigaciones y expandido el caso, la única certeza de esta, en boca de sus víctimas, es que la cobardía de Epstein es reflejo de cuando morir es un delito.

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SC Periodista.

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