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En deuda

  • Foto del escritor: SC Periodista
    SC Periodista
  • 12 ago 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 20 oct 2019

Agosto, el mes reconocido en el país por los fuertes vientos, ha iniciado con la noticia ambiental más preocupante a nivel mundial: de acuerdo con la Global Footprint Network (GFN), se han acabado los recursos naturales que el planeta está en condiciones de regenerar por año; es decir, la humanidad ha consumido todos los recursos que la tierra es capaz de renovar en 12 meses. Para ser agosto, son los recursos los que más se han ido volando, pues según el portal oficial de la GFN, se está “usando la naturaleza 1.7 veces más rápido de la velocidad con la que nuestros ecosistemas se regeneran”.


El 2019 ha sido el año en el que se obtuvo la fecha más temprana en la historia en alcanzar el sobregiro. Este anti-récord permite marcar un precedente, y es que si no se toman medidas ejemplares, las consecuencias van a ser “destructivas”. Alirio Bernal, ingeniero forestal de la Universidad Distrital, enfatiza en que “Es un problema del cual se habla mucho, pero se hace muy poco, con el fin de compensar los daños causados desde todo punto de la industria, la falta de energías alternativas aplicables y un desarrollo con sostenibilidad”. Además, menciona que, el mayor problema es la presencia muy intensa de la minería ilegal y contaminación por doquier de plásticos y elementos difíciles de degradar.


Este calculo realizado por la GFN también presenta una jerarquización, determinada por la cantidad de países que más consumen, y así mismo, que mayor cantidad de planetas requerirían para su abastecimiento. En primer lugar está Estados Unidos: si la población mundial viviera como el país americano, por año demandaría el consumo de una cantidad de 5 planetas; además, requiere el 2.2 de países para satisfacer a sus ciudadanos. Kellie Lippert, trabajadora social estadounidense, quien actualmente vive en el área metropolitana de Minneapolis (Minnesota), ve como justificación el comercialismo y la sociedad de consumo propias de Estados Unidos, el hecho de que el país lidere esta tabla de selección. Además, asume al igual que su pareja, Jorge Bernal, ingeniero civil, que es muy visible el tema del derroche en sus vidas cotidianas, lo cual redujo el impacto causado al ver la posición del país.


Tal tranquilidad se ve reflejada cuando dicen que no creen que haya consecuencias o cambios significativos en el corto plazo (15 años). Este tipo de pensamientos son los que más atemorizan a Alirio, pues anticipa que si bien no sería imposible cambiar el rumbo, “habría que invertir mucho dinero en la sensibilización con la gente en el uso desmedido de todos los derivados del petróleo, por ejemplo, y en el ejercicio de una auténtica autoridad para controlar el uso desmedido de los productos contaminantes en el ambiente, y recursos con poca regeneración”. Sin duda es un reto; y, de lograrse, sería un “enderezamiento” imposible de ver de la noche a la mañana.


En segundo lugar se encuentra Australia; el país asiático ocupa esté lugar, debido a que se necesitaría en función 4.1 planetas si toda la humanidad actuara como ellos. Estos cálculos se obtienen teniendo en cuenta “la demanda de alimentos, madera y fibras (algodón), la absorción de emisiones de carbono por la quema de combustibles fósiles, y (construcciones de) edificios, carreteras y otras infraestructuras”, explica la GFN. En la actualidad, Nicolás Reyes, estudiante colombiano, radicado en Brisbane, Australia, manifiesta no ser consciente de lo delicada que es la situación; sin embargo, ve con tristeza que uno de los mejores países, respecto a la calidad de vida, sea también de los que más contaminen. Lo cual lleva a plantearse muchas cosas de cara al futuro, pues de convertirse en más crítica la situación, se debería cambiar drásticamente la forma en la que, en general, la humanidad está acostumbrada a vivir.


Esta organización de investigación ha llevado a cabo sus estudios sobre el uso de recursos desde 1969. Cuatro años después (1973) fue la fecha en la que la tierra alcanzó su primer sobregiro (23 de diciembre); y en adelante, se ha venido en picada año tras año. Si no se ejecutan acciones reales para “mover la fecha” del sobregiro, el panorama no será para nada alentador. De acuerdo con el diario Los Ángeles Times, las soluciones que podrían ayudar a revertir algunas de las peores degradaciones ambientales, podrían ser “limitar estrictamente el uso de vehículos motorizados que queman combustibles fósiles, incorporar otras medidas para reducir la cantidad de carbono que liberamos a la atmósfera, reducir el desperdicio de alimentos y procrear menos para limitar el crecimiento de la población mundial”.


De lo contrario, las consecuencias llegarán incluso antes de lo pensado. Jorge, Kellie y Nicolás verían con preocupación que por vivir en los países más contaminantes tuvieran que migrar a otras ciudades o países; “mi futuro está acá, no está en mis planes moverme”, agrega Nicolás. Y es que, precisamente, según el grupo ambientalista ubicado en Oakland, California: "los costos de este gasto ecológico global se están volviendo cada vez más evidentes en forma de deforestación, erosión del suelo, pérdida de biodiversidad o la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Esto último lleva al cambio climático y a sucesos extremos más frecuentes". Además, provocará sequías más severas, incendios forestales y huracanes.


Ante esto, Colombia se proyecta como una alternativa para posibles migrantes, debido a su cantidad de biodiversidad. Esta se ve reflejada en la fecha estipulada para el sobregiro: 26 de noviembre; a comparación con otros países, la aseveración no es tanta. De acuerdo con el director del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Luís Germán Narango, quien habló con el diario El Tiempo, “al ser un país altamente biodiverso y con ecosistemas en un estado de conservación aceptable, tenemos una buena capacidad para producir alimentos, generar agua, absorber el carbono que emitimos y los desechos que producimos”; no obstante, entre más pasan los días, mayor es la deuda que se presenta con el planeta.

Esta deuda no es cuestión de este año, sino de hace casi cincuenta. Si bien el país no está en una situación alarmante, debe actuar, para así revertir esta situación lo antes posible.

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SC Periodista.

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