Jammu y Cachemira: el adiós a una autonomía constitucional
- SC Periodista
- 25 ago 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 20 oct 2019
El Gobierno de la India ha agitado las tensiones con Pakistán a raíz de la polémica decisión de revocar la autonomía al estado Jammu y Cachemira. Hay preocupación en la comunidad internacional por cómo se desenvolverán estos eventos y qué sucederá con la provincia.
Jammu y Cachemira es uno de los 29 estados pertenecientes a la República de la India. Lo que más diferenciaba a este territorio de sus pares era, tal vez, la autonomía que se le había entregado a mediados del siglo pasado, con el estatus de libertad constitucional que tenía. Sin embargo, el Gobierno nacionalista anunció la semana pasada, tras 69 años de autonomía, la decisión sin precedentes, de derogar el artículo 370 de la constitución.
El artículo otorgaba el estatus autónomo a J&K (abreviación coloquial de Jammu y Cachemira): escenario de dos guerras con Pakistán, y origen de uno de los conflictos más estancados del mundo. El anuncio se produjo en medio de una gran tensión dentro del espacio legislativo, después de que el gobierno hubiera arrestado a varios líderes políticos y sociales de la oposición (por ejemplo, GN Saibaba), y suspendido el servicio de telefonía e Internet.
Esta medida pone fin al derecho de J&K de dictar sus propios instrumentos legales; por ende, se aplicará la constitución en plenitud en el territorio. De acuerdo con Surendra Singh Negi, analista internacional, en charla con la cadena televisiva TeleSur, en la provincia se sabía que algo iba a pasar, a raíz de, entre otras señales, la llegada de un gran número de personal militar al estado; a pesar de ello, no se esperaba que el golpe acontecido el 5 de agosto, fuera tan fuerte. El analista indio recrimina que “la Constitución del país no se puede cambiar de una forma tan repentina”.
Las causas que dicta el gobierno responden a una “liberación del terrorismo”. Según declaraciones del primer ministro indio, Narendra Modi, la autonomía de Cachemira se revocó para liberarla del terrorismo, además de “acabar con la corrupción, el separatismo insurgente y el atraso económico. A su vez, el mandatario manifestó que dentro de poco tiempo se convocarán elecciones para las asambleas locales en el territorio. Cabe mencionar que ante su reelección, Modi ve en esta decisión la oportunidad de aumentar su popularidad en el país.
En conversación con Jorge Gonzáles Márquez, especialista en Geopolítica y grandes poderes, quien pertenece al Portal de Twitter Descifrando Guerra, explica que “El nacionalismo hindú entiende que, al mantener a J&K como una región especial, se la diferenciaba del resto del país impidiendo que sus ciudadanos se integren adecuadamente, estando siempre en un permanente estado de excepcionalidad que facilita la existencia de reivindicaciones particulares que alimentaban movimientos de oposición armados y fomentadas por terceros hostiles”.
En un comienzo, dentro de Cachemira se mantenía la calma; no parecía haber mucha preocupación, o al menos, reacción con lo sucedido. Conforme pasaron los primeros días, y en respuesta a la censura que se les ha impuesto (el denominado apagón informático), miles de personas se dieron cita en Sriganar, principal ciudad cachemir, para protestar por la decisión. Dicha protesta fue contrarrestada por parte de los militares con gases lacrimógenos y disparos al aire, instados por las declaraciones del primer ministro, quien anunció que los militares obtendrían beneficios y asignaciones, junto a sus familias, por “su sacrificio por la nación”.
Como era de esperarse, esta polémica decisión ha provocado notables reacciones en Pakistán. Desde manifestaciones masivas, hasta acusaciones oficiales del gobierno pakistaní, que acusa a la India de imponer una ideología racista; además, el gobierno amenaza con estar militarmente preparado para ayudar a los cachemires a defender sus derechos, y con cerrar su espacio aéreo y conexión de trenes con la India. Incluso, expulsaron al embajador indio de Islamabad, con el anuncio de romper el comercio bilateral y rebajar las relaciones diplomáticas con Nueva Delhi.
Miguel Ruíz de Arcate en su artículo del portal español ABC, El órdago indio en Cachemira resucita viejos fantasmas, justifica esta situación con el intercambio de ataques entre ambas naciones en febrero, por un atentado contra un convoy militar indio en Cachemira. Tal atentado enardeció a la sociedad india, y terminó catapultando a la nación pakistaní como un enemigo irreconciliable, instando a la reclamación de la provincia como parte intrínseca del territorio nacional.
Jorge Gonzáles anticipa que el día 14 de agosto “será una suerte de señal de salida tras la cual probablemente comiencen a sucederse nuevas acciones por parte de ambos gobiernos”. Además, menciona que, en términos generales el movimiento de la India en Cachemira significa algo más grande. Forma parte de un reajuste estratégico que viene ocurriendo en el Sur de Asia, fruto del cambio de era geopolítica a nivel global. Y concluye “Estamos en medio de una transición del unipolarismo estadounidense, a la llamada competición entre grandes poderes (GPC), y todas las partes están adaptando su modus operandi a estas nuevas circunstancias. Si hubiera que decirlo en pocas palabras: en Cachemira está una de las claves para la hegemonía en Asia Meridional”.
De modo que, más allá de la revocación de autonomía existen más razones, justificadas en una liberación, que termina correspondiendo a actos bélicos que pueden traer consecuencias muy grandes. Los Talibán por medio de un comunicado les han pedido a ambos países que se abstengan de tomar medidas que puedan llevar a la violencia a Cachemira. Al igual que los afganos, lo que más preocupa a la comunidad en general es las repercusiones que esto pueda tener.
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